lunes, 26 de mayo de 2008

COMPAÑERAS DE OFICINA...CALENTITAS

La vida a veces es desagradecida, y no se porque, hace meses que no consiguo tener sexo con ningun tio, estoy desesperada....
Mary una chica de la oficina a la que le comenté lo que me ocurre, es lesbiana y dice que me puede sacar del agujero en el que estoy atrapada... me invitó a pasar el fin de semana en su chalet de la sierra, pero estoy hecha un lío y no se si ir.
Hoy es viernes, ¡ha llegado el día! Nada más en pensar que Maria me ponga un dedo encima hace que me provoque arcadas, sé que soy desconsiderada con ella que se ha ofrecido para intentar ayudarme, pero creo que es una tarea difícil.
-¿María estás preparada? En cuanto den las 3 saldremos para la sierra. -Lo siento Mary, pero se me ha olvidado el bolso con mis cosas. Cuando he bajado esta mañana del autobús he caído en la cuenta.
-No te preocupes María, yo te acercaré a tu casa para que recojas la bolsa... ¡mejor no! Si vamos luego encontraremos mucha caravana en la carretera, ¿sabes qué? Te vienes así como estás, no necesitas nada, lo que necesites lo coges de mi armario, somos de casi la misma estatura.
Dicho y hecho, no tuve valor para desagraviarla y aunque durante todo el viaje fui nerviosa en cuanto llegué a casa me relajé. Mary en cuanto llegamos lo primero que hizo es ponerse cómoda. Bueno... lo que ella entiende por estar cómoda.
Tras enseñarme la casa, entró a su habitación, se dio una buena ducha y se vistió traje de nylon fino color negro y se calzó unos zapatos de tacón alto. Realmente he de reconocer que estaba muy excitante vestida así, mis ojos se clavaron en su entrepierna para ver su sexo totalmente depilado.
-María, si quieres tengo muchos trajes de estos, te aseguro que la sensación de sentir la suavidad y el masaje que provoca al moverte es sensacional y muy relajante. -No gracias, estoy bien como estoy.
-Como quieras mujer, ¡tú te lo pierdes! Ahora no se sorprendas con lo que voy hacer. ¿Ves estas bolas?
-Sí, las veo, ¿Para qué son?
-Son unas bolas chinas, y sirven para excitar la vagina mientras andamos por casa.
Ves... me pongo un poco de lubricante y ahora me introduzco una y luego la otra, dejando este cordón para sacarlas cuando desee, aunque a mí me gusta expulsarlas apretando como si estuviera pariendo. ¡Anímate mujer, colócate unas!
De su habitación nos fuimos al salón para tomar unas copas, estaba preciosa y parecía disfrutar del masaje del traje de nylon y del movimiento de las bolas en el interior de su vagina.
Puso la televisión en un canal en el que siempre están dando programas de aeróbic y ella siguiendo las instrucciones hacia lo que las chicas de la tele.
Me quedé sorprendida de la flexibilidad de mary, hizo una postura que nunca la hubiera imaginado, con su boca quedaba a escasos 10 centímetros de su sexo. -María, ves que postura mas sexy, ¿quieres ver como expulso las bolas chinas?

-¡Jolines Mary, me estás haciendo sonrojar!
-Joder María, somos dos mujeres adultas, no creo que a estas alturas de la vida te tengas que avergonzar por verle el coño a una mujer, ¡fíjate bien, verás como salen!
Allí en el suelo sentada sobre su espalda, con su coño en primera plana, empezó a apretar como si de una embarazada se tratara, su vagina visiblemente lubricada debido a la posible excitación que tenía, empezó lentamente a expulsar la primera bola que salió impregnada en gran cantidad de mucosa vaginal, y posteriormente la segunda, y tras ésta, una considerable cantidad de un líquido blanquecino algo parecido al semen.
-Estás hecha toda una artista, tienes gran elegancia echando las bolas por la vagina, ¿llevas mucho practicando? -Desde que cumplí los 16 años, pero esto no es nada, verás luego que cosas soy capaz de introducirme.
Ya estoy muy excitada, ¿quieres un poquito? –Dijo introduciendo su dedo corazón en la vagina y llevándolo a su boca-
Aquella pose, la lubricación del sexo de Mara y la falta de sexo que yo arrastraba empezaron hacer efecto en mí, por un momento creí sentirme mojada, ¡me sofoqué
-Como sigas así harás que vomite y te ponga la alfombra perdida, ¡mira que eres cochina! Mary no se inmutaba por mis negativas, al contrario, siempre tenía una sonrisa en su cara y no me forzaba a nada.
Supongo que estaba siguiendo una estrategia para que fuera yo misma la que entrara en su rol. -María, si piensas quedarte así vestida durante todo el fin de semana lo pasarás tremendamente mal, ¡venga mujer, anímate! Quédate al menos en sujetador y bragas, ¡no te voy a comer!
-Me da mucha vergüenza Mary, nunca he estado en ropa interior delante de una mujer. -Vergüenza de qué, no te das cuenta que yo tengo lo mismo que tú. Tengo dos tetas, con dos areolas y en el centro de cada unas un pezón, mas abajo un ombligo y el pubis a continuación que da paso a la vulva compuesta de clítoris, labios internos y externos, ¡y como no, la vagina! Y un poquito mas a bajo el ano –Dijo distendida y sonriendo-
Aunque estaba nerviosa, la piernas me temblaban y abrumada por la vergüenza. Con gran esfuerzo me deshice de la ropa y quedé ante ella en con zapatos sujetador y bragas.
-¿Estás contenta Mary, estoy bien así? -Estás muy bien, además estoy viendo que tu coñito empieza a producir ese elixir tan apreciado por mí.
-¿Qué estás diciendo, yo no estoy mojada?
Siguiendo su estrategia Mary nunca me contestaba cuando algo negaba, ella seguía hablando yo actuando como si nada sucediera convencida de que yo caería en sus redes.
Deshizo la figura de yoga en la que estaba y agarrándome por la mano de nuevo me acompaño hasta su dormitorio, abrió un cajón de la cómoda y me enseño todo un arsenal de juguetes sexuales, lubricantes, y cremas excitadoras o afrodisíacas.
En otro cajón tenía cientos de sujetadores y braguitas a cual más sensual. Señaló al cajón de los juguetes y preguntó:
-¿Qué objeto quieres que me introduzca por el coño y haga lo que he hecho antes con las bolas chinas?
El cajón contenía toda clase de objetos, pero uno que me hacía gracia era el de un muñeco que era casi todo cabeza, ese objeto sin duda estaba preparado para ser introducido en la vagina como si de un bebé se tratara, supongo que mediría unos 9 centímetros de diámetro por unos 15 de largo, ¡algo imposible de hacer!
-Este Mary, quiero que te introduzcas este muñeco, así cuando lo expulses parecerá que estás dando a luz a un niño.
-¡Ala, has elegido el más difícil! Bueno... acedo a intentarlo, pero con una condición. -¿Qué condición? –Dije con pícara sonrisa-
-Una muy fácil, si yo logro meterme este muñeco y luego expulsarlo de mi vagina, tú te tendrás que vestir con un traje como el mío y tendrás que dejar que te introduzca este vibrador por tu vagina.
-¡Vale Mary! Me vestiré como tú y dejaré que me introduzca ese vibrador. Convencida de que no podría introducirse semejante objeto por su estrecha vagina estaba tomándome aquello como un juego, distracción que además estaba haciendo que en mi vientre notara algo de cosquillas...
Tomó del cajón el muñeco y un bote familiar de lubricante, y sin dejar de bailar y sonreí quitó la colcha de la cama, puso unos almohadones para estar cómoda.
Abierta de piernas como si estuviera en la visita del ginecólogo Mara untó su vagina y alrededores de abundante lubricante, con un experto ritual fue introduciendo uno a uno sus dedos hasta que sin esfuerzo introdujo completamente su puño hasta la muñeca, ¡quedé perpleja! En ese momento comprendí que la apuesta la tenía perdida, ya que la diferencia entre su puño y el muñeco era mínima.
-¿Sorprendida María? Mete tu puño, verás que sensación más agradable. -¡Qué dices loca, me da miedo!
Cuando tenía suficientemente dilatada la vagina, agregó lubricante al muñeco repartiéndolo convenientemente por toda su superficie... agarrado por su cabeza empezaron entrando en aquel pedazo cueva sus patitas y poco a poco se fue introduciendo hasta desaparecer la cabeza en aquella cavidad.
Mary tenía una cara de satisfacción que me superaba, no entendía como podía albergar aquel muñeco en sus entrañas.
-¡Prueba superada en su primera fase, ahora solamente me queda dar a luz! –Dijo riendo- Estaba pasmada, pero aún más sorprendida cuando Mary se levantó de la cama y cogiéndome de la mano se dirigió al cuarto de baño.
No entendía como podía andar con ese objeto tan grande metido en su vagina.
-¿Qué haremos en el cuarto de baño?
-¡Está claro no...! Expulsaré el bebe y lo pondré todo perdido al romper aguas. Cuando decía romper aguas se refería a mearse de gusto y por el esfuerzo que tenía que realizar para expulsar semejante bebé.
Se introdujo en la bañera y con las piernas encima de los bordes, empezó haciendo contracciones para ganar la apuesta... me agarró de la mano y en cuatro contracciones el bebé vio la luz... miré al interior de su vagina y estaba llena de jugos vaginales mezclados con lubricante, ella con sus dedos los recogía y los saboreaba con signos evidentes de placer.
-Me has ganado la apuesta, y además estoy de lo más cachonda, lástima que tenga el problema que tengo.
-No te preocupes, ese problema el lunes no lo tendrás, ¡te lo aseguro! Ahora quiero cobrarme mi apuesta, quiero verte vestida con el traje de nylon.
Sin ni siquiera limpiarse el coño, Mary salió de la bañera y fuimos en busca de la prenda y del vibrador.
-Toma, aquí lo tienes póntelo es igual que el que llevo puesto, ¡verás las sensación de bienestar que te provoca!
Casi deseándolo me despojé rápidamente del sujetador y las bragas quedándome desnuda frente a ella.
Mary clavo su mirada en mi vulva, en concreto en mi monte de Venus, posiblemente miraba mi gran cantidad de vello púbico, de ahí la dirigió a las bragas que las había depositado encima de la cama, las recogió y exhaló profundamente para impregnarse de su olor.
-Que cochina que eres Mary, esas bragas la he llevado todo el día puestas y deben de oler a rayos.
-¡A rayos, qué dices! Huelen de maravilla, me las quedaré para mi colección de bragas usadas. Venga vístete que te enseñaré mi colección de bragas usadas de todas mis amigas y conquista... no olvides los zapatos de tacón
-¿Estoy bien así, te gusta?
-Sí, estás muy excitante y te queda como anillo al dedo. ¿Dime, que sensación tienes?
Era cierto lo que decía, el roce de esa finísima fibra de nylon provocaba en mí una sensación difícil de explicar pero que hacía que me sintiera muy a gusto... Mary se acercó a un armario y abrió sus dos puertas, tiró de uno de los cajones y allí estaban, bragas de todo tipo y clases de géneros. Yo misma quede asustada.
Tomó unas entre sus manos y me las dio a oler, lejos de rechazarlas, acerqué mi nariz y exhalé profundamente.
-Huelen de maravillas, ¿De quién son? -No te recuerda su perfume a nadie, son de la directora de recursos humanos.
-¿De esa vieja? ¡Guasch... qué asco!
Dije asco, pero en realidad fue un morbo tan profundo y excitante que las tomé en mis manos y las restregué contra mi pecho.
Mary se reía sabedora de que su estrategia estaba haciendo estragos en mi cerebro. Durante más de media hora estuvimos oliendo bragas de las distintas mujeres con las que había estado, reímos hasta no poder más... con lo que me estaba contando llegué a la conclusión de que era cuando menos una ninfómana, ¡eso sí, con sed de mujeres!
-Ahora querida amiga, llega la hora de la verdad, ¡tu iniciación!
Este es el momento de que te tumbes en la cama boca arriba, abras las piernas, te relajes y me dejes que te haga sentir el placer más intenso que has experimentado en tú lamentable vida sexual.
Como dijo, me tumbé en la cama y cuando me disponía a descalzarme, Mary me lo prohibió. Decía que le gustaban las mujeres vestidas y que una mujer sin zapatos es una mujer desnuda. Como era su cama, hice lo que deseaba y quedé a su merced...
Lo que sucedió después fue una de las cosas más maravillosas que me había sucedido nunca, intentó introducirme el vibrador por la vagina.
Como con acto reflejo contraía mis músculos, ella con gran sabiduría, una vez los había contraído metió de repente un dedo en mi ano, contraje el esfínter y aprovechó el momento para meter el vibrador hasta el fondo de mi vagina.
-No aprietes, relájate y déjate llevar por las vibraciones de este aparato.
-Empiezo a sentir un gusto que jamás imaginé pudiera experimentar. No sé qué decirte, es extraño pero creo que me da más placer tu dedo introducido en mi recto que el vibrador en la vagina.
Mary al escuchar eso, se dedicó en cuerpo y alma en hacerme disfrutar dándome por el culo con su dedo, dedo que estaría impregnado de mis heces, pero que a ella no parecía importarle lo más mínimo.
Hacía movimientos giratorios y yo sentía que removía mis entrañas, ¡qué placer!
-No pares Mary, creo que has descubierto mi punto “G” es magnífico, estoy a punto de llegar al orgasmo. Distintas contracciones y convulsiones dieron paso a un tremendo orgasmo acompañado de interminables gritos. Me quedé tan relajada que me quedé estirada en la cama y aún continuaba con el vibrador introducido en mi vagina.
Pensaba que aquello había terminado, pero estaba muy equivocada no había hecho más que empezar. Mary era una máquina de hacer el amor que durante esos dos días en su casa hizo que supiera lo que era disfrutar.
Descubrí lo que se disfruta haciendo un griego, practicamos hasta saciarnos el beso negro y nos dimos infinidad de besos franceses.
En definitiva, el lunes cuando estaba en la oficina era una mujer nueva que había dejado su mojigatería atrás.
Gracias, gracias, gracias... Amiga Mary, ¡me has convertido en una mujer!

1 comentario:

Francisco José Peña Rodríguez dijo...

hola. bonito y buen post. y bonitas fotos. pasé por aquí. no dejo de leerte. un beso