martes, 1 de abril de 2008

HISTORIA CON PEPA 4

El mandamás se quedó de una pieza. Y debió haberle dado un súbito e inesperado ataque de calor, pese al aire acondicionado, porque había enrojecido como un tomate y transpiraba. Se veía a las claras que el pobre no podía aguantar semejante juego sin ponerse al borde del ataque cardíaco. Se removió en su sillón y cuando debía estar al borde de la desesperación, se animó a preguntar:-¡Eh!... ¿Qué hacéis? ¿Estáis de guasa?spansulslasciva y pepa cruzaron una mirada divertida y ese fue el momento de la revelación.-¿Nosotras? -le respondió pepa con su mejor y más excitante gesto gatuno-. Nosotras no estamos jugando... -enfatizó la última palabra, para después soltarle la mano a spansulslasciva mientras no dejaba de mirarla a los ojos.Acto seguido ambas se fueron, y lo dejaron agonizando en su sillón de ejecutivo próspero, en esa tórrida tarde de verano.-Te espero en el café donde suelo almorzar cuando salgamos -le susurró pepa a spansulslasciva antes de cerrar la puerta del despacho, dejándola de una pieza. A partir de ese momento las palabras fueron totalmente innecesarias.pepa vivía muy cerca de allí. Es el único recuerdo más o menos preciso que spansulslasciva tendría de aquella agobiante tarde verano. Lo demás a veces le parecería un sueño.Sabía que en algún momento estuvieron en el bar, hablando de lo mucho que se gustaban, de la forma en que una excitaba a la otra. Sabía que después caminaron hasta el edificio donde pepa tenía su piso. Sabía que subieron en un viejo elevador y que era lento -al menos a spansulslasciva le pareció lento-, porque en el trayecto hasta el cuarto piso el beso que se dieron se hizo interminable.pepa rebuscó las llaves en su bolso, abrió la puerta y entraron abrazadas, continuando el beso. La cerró con un golpe de caderas y así, pegadas, transpiradas y total y definitivamente calientes, de alguna manera llegaron hasta el baño.Se sacaron la ropa casi a los tirones y se metieron debajo de la lluvia fría, refregándose la una contra la otra, tetas con tetas, vientre con vientre, muslo con muslo, dejando que el agua las refrescara por afuera, ya que era imposible apagar el fuego que parecía consumirlas por dentro.spansulslasciva ni siquiera recordaría si se secaron. De pronto estaban tiradas en la cama del dormitorio, acariciándose, recorriéndose con las manos y la boca, descubriendo sus cuerpos con la impaciencia de la primera vez.Aunque spansulslasciva había tenido un par de experiencias con mujeres, no se podían comparar con ese loco frenesí que le provocaba pepa.Definitivamente spansulslasciva se entregó a ella. La dejó hacer. Se dejó lamer, besar, adorar y chupar por esos labios carnosos y hábiles que la recorrían sin detenerse, hurgando en lo más profundo de su cuerpo con su lengua rápida y experta.

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