martes, 1 de abril de 2008

HISTORIA CON PEPA 2

El tipo tampoco reparó en la forma en que pepa apoyó esas hermosas y rotundas tetas que tenía -que tiene-, que apenas se rozaron con las de spansulslasciva, provocando un rápido y muy intenso escalofrío. Una suerte de corriente eléctrica que le erizó la piel igual que cuando un hombre la besaba en ese lugar preciso del cuello, entre el hombro y el mentón.Cuando se separaron, spansulslasciva sentía toda la bombacha mojada. Así, sin más. Sin aviso previo y sin anestesia. Lo de ellas fue como un rayo.-Bienvenida -atinó a decir spansulslasciva.-Nos vamos a llevar bien -aseguró pepa, y le sonrió, con un brillito muy divertido y pícaro de esos ojos con reflejos de miel, como si supiera lo que le estaba pasando a spansulslasciva.Gatuna.Esa es la palabra precisa para definir a pepa. Se movía y se comportaba como una gata en celo.Y el Gran Gilipollas, babeando como un crío se la llevó, ese primer día, para presentarla al resto de los empleados.Pasaron los dos primeros meses y, tal como pepa misma lo augurase, se llevaban muy bien. pepa era voluntariosa, tenaz, divertida y a tal punto buena compañera que podía llegar hasta la complicidad cuando barruntaba que spansulslasciva se había quedado dormida y la llamaba a casa para despertarla, fingiendo del otro lado del teléfono que spansulslasciva ya estaba en plena labor, en la oficina de algún cliente.En esos dos primeros meses se cruzaron en el baño de mujeres y un par de veces en la cocina para preparar un café y cuchichear de-esto-y-de-aquello. Pero nada de jueguitos ni roces ni indirectas. Era algo así como si se estuvieran midiendo. Como si aquella primera vez estuviera destinada a terminar ahí. En un lametón por la mitad y un roce, como al descuido.Al menos eso era lo que spansulslasciva creía.Nada más lejos.pepa había empezado en primavera, cuando todavía algunos días eran frescos. Con la llegada del calor, en un día de principios de verano, spansulslasciva apareció en el trabajo con una de esas minifaldas que provocan infartos que le venían de perillas para hacer perder la razón a los clientes.Cuando esa mañana spansulslasciva se acercó al escritorio de pepa para saludarla, ¡zas! Otra vez una mirada profunda, cargada de inquietantes presagios.-¡Oye! ¡Vaya con el atuendo! -exclamó pepa al verla entrar.-¿Qué tiene de malo? -respondió spansulslasciva, desafiante.-¿De malo? spansulslasciva, ¿qué dices? ¡Qué linda te va esa mini! -respondió pepa y cuando spansulslasciva se inclinó para darle el besito de los buenos días, otra vez sus labios se rozaron por el lado de la comisura, y un poco más también.

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