martes, 17 de junio de 2008

IMAGINACION LASCIVA....quiero la vuestra...

Atamé, no dejes que me pueda mover, ordename, hoy intentaré ser sumisa, solo hoy, asi que aprovecha el tiempo, dime mi amor, que me dirías, que me harias?????

2 comentarios:

Sólo quería mirar qué estabas haciendo dijo...

Vaya! Se acaba el día y solo hoy puedo aprovechar el tiempo. Te acabo de atar y no puedes moverte, así que lo que me viene a la cabeza es que tengo en mis manos todo el poder para dar, para darte placer. Tú estás atada y yo me muevo, así que tu mandas, ordenas y consigues que mis labios besen donde quieras, coman lo que quieras. Tú estás atada.
Me gusta tu blog, un placer encontrarte.

Unknown dijo...

Imagino que esperas algo que te ponga a cien cuando lo leas. Que esperas que te diga que cada vez que te tengo cerca quiero arrancarte la ropa violentamente y poseerte en el suelo. Que me encantaría besarte en el hueco que hay entre tu cuello y la clavícula mientras te acaricio el pecho con una mano y paseo lo dedos de la otra por tu sexo. Que me gustaría sentarme en el sillón del salón, encender un pitillo y ver como te desnudas sin que dejes que te toque. Que me gustaría vendarte los ojos y atarte a la cama para acariciarte, besarte, lamerte hasta que me supliques que te penetre, furioso, sin comedimientos, hasta hacerte gritar con la respiración entrecortada y el corazón a punto de salírsete del pecho. Que me gustaría ver como te ruborizas al sentir mi sexo rozando tu espalda.

Esperas que te diga que te deseo cuando me acuesto a las tantas, que deseo ducharme contigo, que cada vez que pienso en ti siento un estremecimiento que me hace cambiar de postura si tengo unos vaqueros puestos, que me llevo la mano a la entrepierna si te imagino desnuda. Esperas que te diga que un día perderé los nervios y me abalanzaré sobre ti, que te apretaré contra mi para que te puedas resistir y, aún así, besarme cuando me apartes poniendo tus manos en el pecho.

Pero no te lo diré, porque ya lo sabes. Sé que lo sabes.

Deseo. Es algo que no controlamos, que existe como una cuerda tensa entre los dos, que no se va, no desaparece, no se pierde, que reluce en nuestros ojos cuando nos miramos, cuando nos mantenemos a distancia en la cocina, como si temiéramos que un roce hiciera saltar la chispa que ponga en marcha una máquina que se alimenta de ese deseo. Y vuelta a empezar. Una y otra vez, con cada rotación terrestre.

Y a propósito, mañana estoy solo, ¿Tienes algo que hacer?