DESPUES DE CENAR CON CHARLES...

Terminado el bello 69 en una postura poco convencional en el coche, nos colocamos la ropa en su sitio. Quité el vaho de la luna y de la ventana lateral y arranqué el coche.

Spansus jugaba con sus dedos en la comisura de los labios y me miraba maliciosa.

Nos deseábamos de nuevo, aceleré instintivamente pero pronto tuve que moderar la velocidad por que su mano se depositó en mi entrepierna.

Yo respondí del mismo modo, perdí el control del cambio de marcha, pero ocn una soncronización inaudita ella movia la palanca, cuando sentía el descenso de velocidad. Podía palpar el edema, la hinchazón de sus labios rezumantes a través de la porosa seda de su tanga. Era un licor denso, plácido, constante el que empapaba mis dedos.

De vez en cuando me llevaba los dedos a la boca y lamía de nuevo su flujo pasional, inagotable. Spansus tampoco estaba quieta, sacó mi verga erecta del pantalón y empezó, con sabiduría a moverla con constancia.

Pronto la puso a reventar.

Circulábamos con extrema lentitud, de vez en cuando nos adelantaba algún coche y se quedaba mirando, en esos momentos Spansus adoptaba una pose lasciva, provocadora que les turbaba.

Separé la seda de su tanga empapada, e introduje un dedo en su incitante coñito. La yema de mis dedos recorría la superficie interna y ocuta de su clítoris.

Su sexo inundó mi mano hasta la muñeca.

Su respiración se descompasó.

Elevé el ritmo de mis sacudidas digitales y pronto explotó en un intenso orgasmo. Miré el movimiento de sus tetas debajo de su suéter, consecuencia de su rspiración inconstante.

Me besó agradecida metiéndome la lengua hasta el fondo, compartiendo la humedad melosa de esa boca que un rato antes había mamado con fruición mi sexo.

Sentí como su mano envolvíacon más firmeza mi polla haciéndola arder. Se me nublaba la vista y me costaba mantener la rectitud en el carrill. Llegamos a un semáforo, e rojo se demoró, y mietras el cochepermanecía estacionado, acercó su mano izquierda a mis huevos y los masajeó con firmeza mientras su mano derecha terminaba la bella paja que había empezado previamente.

La respiración entrecortada cambió de bando. Sentía su mano explorar mis cordones venosos, rozar mi glande, y sentía inmensos deseos de correrme. Spansus lo percibió. Soltó mis testículos y sin dejar de masturbarme se acercó. Se iclinó hacia mi polla. levanto su suéter y dirigió mi corrida a sus tetas.

Llené de esperma sus pechos, su sujetador, fue delicioso. La besé, mi polla se habíareducido a la mínima expresión.

lamí sus pechos y le acerqué mi ofrenda entre mis labios. El coche que estaba detrás nuestro hizo sonar su claxón.

Arranqué...continuará"